martes, 3 de mayo de 2011

LO ÚLTIMO DE MODA: EL TRASTORNO BIPOLAR


Bastó que Catherine Zeta Jones confesara que padece de trastorno bipolar, para que Demi Lovato y Selena Gómez, aseguren que también lo padecen.

Lo curioso es que muchas personas ligadas al arte, letras, ciencia y deportes en la historia de la humanidad, se vieron afectados por la enfermedad: Vincent Van Gogh, Adam Ant, Russell Brand, Frank Bruno, Georg Cantor, Kurt Cobain, Richard Dreyfus, Ray Davies, Connie Francis, Macy Gray, Mel Gibson, Ernest Hemingway, Jack London, Vivien Leigh, Edward Munch, Ozzy Osbourne, Edgar Allan Poe, Virginia Woolf, Jean Claude Van Damme y otros mas, están en la lista cada vez mas numerosa.

Se dice que los bipolares tienen una racha de periodos creativos. Por ello, la singularidad de los oficios mencionados anteriormente.

Con esto, nos atrevemos a decir que muchos que no gozan de la fama de los mencionados, creerían tener el trastorno como un signo de distinción. Nada mas falso. Es bueno comprender que el trastorno bipolar es una enfermedad y no una figura de moda. Es algo serio y necesario para su control, con la finalidad de resguardar la vida de los que lo padecen y del entorno.

Mucha gente desconoce que la bipolaridad produce estigmas, estereotipos y prejuicios difíciles de sobrellevar.


El trastorno bipolar. ¿Qué es?

Los griegos habían impuesto una teoría humoral, que consistía en segmentar la depresión y manía, de procedencia biliar “negra” y “amarilla” respectivamente. Tratadistas como Areteo de Capadocia, Gao Lian, Oxford Willis, Battista Morgagni escribieron y delinearon el tema. Emil Kraepelin, es considerado el padre de la definición moderna de la bipolaridad.

El trastorno bipolar es un diagnóstico psiquiátrico que describe un trastorno del estado de ánimo caracterizado por la presencia de episodios anormalmente elevados de energía, cognición y del estado de ánimo. Se refleja en estados de manía o, en casos más leves, hipomanía junto con episodios alternantes de depresión, de tal manera que el afectado suele oscilar entre la alegría y la tristeza de una manera mucho más marcada que las personas que no padecen esta enfermedad.

Existe un desbalance de electroquímico de los neurotransmisores cerebrales, con consecuencias de muerte por enfermedades cardiovasculares por quienes lo padecen.

Los síntomas en la fase depresiva, generalmente se remiten a la perdida de autoestima, insomnio, aburrimiento, desesperanza, tristeza, ideas de suicidio, mientras las de la fase maniática con verborrea inusitada, exaltación del estado de animo, hostilidad, delirio, agitaciones, etc. En otras palabras es como pasar de un estado “off” a uno “on” en un breve lapso de tiempo.

Las referencias propias o reportadas por el entorno del paciente a un psiquíatra o neurólogo, es un primer paso para el diagnóstico y tratamiento. Generalmente, la bipolaridad se controla, con la meta de evitar recaídas, crisis y consecuencias con lo que se busca mejorar el estado de ánimo.

Además de un soporte psicológico, los medicamentos utilizados son los estabilizadores de del estado de animo (litio y los usados para la epipelsia), antipsicóticos y antidepresivos.

El tratamiento integral biológico, psicológico y social, garantiza el éxito del tratamiento, otorgando calidad de vida al paciente.

Finalmente, no es una broma ni un estatus de creatividad y distinción. Tampoco es un estigma negativo para etiquetar socialmente al afectado, tildándolo de “loco peligroso”. La bipolaridad es una de tantas enfermedades de un aspecto que se oculta por vergüenza en el país: La salud mental.

La bipolaridad se puede tratar y controlar, ofreciendo una mejor calidad de vida al paciente y al entorno familiar.

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