La madre de la estrella del pop, Lynne Spears, asegura que su hija no está "mentalmente capacitada" para testificar en el juicio en el que el ex- manager de la cantante ha acusado a la progenitora de la cantante de difamación.
Aunque la cantante está haciendo todo lo posible, la vuelta a la cima está resultando ser un camino arduo y tortuoso. La carrera de la diva, que despuntó a finales de los 90, cayó en 2008 cuando tuvo que ser ingresada en un centro hospitalario por problemas derivados del abuso de drogas y de una tortuosa relación con su ex marido Kevin Federline.
Con la ayuda de sus padres, que han asumido su tutela, y de su nuevo manager y amigo, Jason Trawick, la cantanteha conseguido relanzar su carrera de nuevo con un lavado de imagen y publicando un nuevo disco.
Sin embargo Sam Lufti, el antiguo manager de la cantante, no parece estar dispuesto a quedar relegado de sus funciones y ha demandado a la madre de Britney, Lynne Spears, por difamación e incumplimiento de contrato. La progenitora de la cantante escribió en su libro Through the Storm, publicado en 2008, que prescindieron de sus servicios laborales porque el ex manager manipulaba a su hija y le suministraba drogas sin su consentimiento ocultándoselas en la comida.
Sam Lufti ha solicitado que Britney participe en el juicio contra Lynne Spears aportando su testimonio, algo a lo que Lynne se ha negado en rotundo alegando que su hija no está “mentalmente capacitada para hacerlo”. Lufti no ha quedado conforme y ha solicitado una evaluación psiquiátrica de la cantante para certificarlo.
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